-¿Porqué me miras así Mónica, qué estás pensando?...
Mónica observa en silencio a Alejandro y en su
rostro una ligera sonrisa la hace aún más bella, con su larga melena anaranjada
y rizada cayendo desordenadamente por sus hombros mira al joven enfermero que
todos los días con sus cuidadas manos la asea paciente y esmerado con esas
esponjas de hospital que al humedecerlas con agua sueltan jabón. Alejandro es
especial, tendrá unos treinta años, es mucho mayor que ella y es delgado pero
de complexión fuerte…Mientras la arregla le cuenta cosas de su propia vida para
que ella se entretenga, respetando su silencio y haciéndole esbozar siempre
alguna sonrisa, pues Mónica tiene una sonrisa que alegra el día a cualquiera y
Alejandro se dio cuenta de este detalle nada más conocerla, por eso todos los días trata de verla sonreír…
-¡Hoy hace una mañana muy desapacible, así que no te
pierdes nada!
Ella le observa en silencio y entonces, de repente,
su mente que es la única parte de su cuerpo que no está dormida se activa y
empieza a imaginar…
Mónica se imagina fuera del hospital en una cama del
que podría ser el apartamento de Alejandro, se imagina sobre él mirándole
moviéndose hacia adelante y hacia atrás mientras él le acaricia los pechos, se
imagina un sinfín de juegos eróticos y sensuales en los que juntos exploran, a
veces tranquilos y otras veces más vivos en la excitación mutua…Ella mujer
cazadora y guerrera descendiente del dios de la guerra Ares, con sus pequeños
pero prietos y fuertes muslos rodeándole decidida, imagina que con una cabalgada
salvaje, él dominado por su maestra de juego, descubre sensaciones en el
excitante vaivén que le llevan a un estado de nirvana, liberándolo de todos sus
sufrimientos y procurándole un placer perverso, que sólo una joven amazona de dieciséis
años como ella tan diestra y habilidosa podría proporcionarle…
-Algún día tendrás que empezar a hablar y a contarme
qué piensas cuando me miras de esa manera Mónica…
El enfermero sonríe y añade…
-En un rato volveré para moverte un poco y cambiar
tu postura.
Mónica le observa en silencio con una sonrisa. De
repente tocan a la puerta y una mujer de mediana edad asoma la cabeza:
-¡Buenos días!
-¡Hola Isabel!
-¿Qué tal Alejandro?
-Mira, terminando de momento con Mónica.
Isabel le hace un gesto al enfermero y ambos salen
dejando la puerta entreabierta. Isabel es la psicóloga del centro médico que
han asignado a Mónica y le pregunta a su compañero Alejandro:
-Tengo el informe, me han dicho que fue un accidente
de tráfico.
-Sí.
-¿Qué ocurrió?
-Murió su hermana de veinte años y ella se ha
quedado tetrapléjica, además desde el accidente no ha vuelto a pronunciar
palabra.
Isabel entró en la habitación y empezó a trabajar
con Mónica. Con el tiempo la chica empezó a hablar y a comunicarse expresando así
sus emociones y su impotencia ante el trágico accidente; Sin embargo, hubo un
día en el que lloró mucho cuando por iniciativa propia le contó algo a la
psicóloga, ésta cuando llegó a su casa se encerró en su dormitorio y lloró
también desconsoladamente pidiéndole a su familia que por favor no la molestasen…
-Isabel soy virgen, y además ahora soy una persona
tetrapléjica completa, ¿cómo convertirme en una amazona y tener devastadores y
explosivos orgasmos igual que otras mujeres?... ¡Dime!... ¿Cómo?...
La joven rompió a llorar…La terapeuta cogió sus
manos y mirándola en un reto cargado de afecto y ternura le dijo:
-Mónica tu eres una mujer guerrera, ya eres una
reina amazona que además está batallando en una guerra que sólo una mujer de tu
fortaleza y flexibilidad puede ganarle al propio destino. Lo demás es solamente
cuestión de indagar y buscar cual o cuales van a ser a partir de ahora tus
puntos erógenos…Cielo, recuerda siempre esto, es tu cuerpo el que duerme, tu
cabeza y tu mente están totalmente despiertas, tienes todo el poder a tu
disposición.
La joven miró a la psicóloga y sonrió, con lágrimas
en sus ojos resultaba aún más bello su rostro, entonces a sus dieciséis años lo
pudo entender todo:
“Era una amazona, justamente lo que ella siempre
quiso y siempre soñó ser”.